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El trabajo terapéutico genera cambios físicos en el cerebro


Este estudio fue publicado en la revista Molecular Psychiatry, una de las revistas más prestigiosas en el campo de la psiquiatría y psicología, y fue llevado a cabo por un profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Gales Bangor, en el Reino Unido .Se trata de una revisión extensa de todos los estudios científicos existentes hasta la fecha de realización de dicha revisión sobre el estudio de los cambios cerebrales producidos por la psicoterapia, evaluados mediante neuroimagen funcional. La neuroimagen funcional es la aplicación de las técnicas de neuroimagen (los diversos tipos de “escáner” cerebral incluyendo la tomografía computerizada y la resonancia magnética) para el estudio de las funciones cerebrales, incluyendo el pensamiento, las emociones, el comportamiento, etc.

Desde hace ya tiempo se sabe que la psicoterapia cognitivo conductual puede cambiar de una manera profunda las creencias “negativas” (o, como se utiliza en la jerga técnica, creencias desadaptativas) de las personas, incluyendo aspectos sobre su manera de pensar, su estado anímico o ciertos patrones de comportamiento. Sin embargo, los mecanismos o cambios biológicos en el cerebro que subyacen a estas terapias no habían sido estudiados en profundidad hasta muy recientemente.

Los hallazgos de este estudio tienen implicaciones importantes por dos razones. Por un lado, el disponer de una compresión de los mecanismos biológicos de estos tratamientos ayuda a mejorar las intervenciones o incluso puede ayudar a desarrollar nuevas técnicas en base al conocimiento de estos mecanismos. Por otro lado, es importante establecer, como con otros tratamientos médicos o terapias, posibles efectos adversos y poder mesurarlos y entender exactamente dónde y cómo se producen.

Una de las posibles razones por las que no se habían podido estudiar los mecanismos biológicos de acción de la psicoterapia hasta bien recientemente es porque el estudio de los cambios neuronales requiere de técnicas no invasivas (es decir, no podemos “abrir” y mirar el cerebro), de las que disponemos desde hace menos de dos décadas. Actualmente, las técnicas de neuroimagen cerebral funcional (las que miran cambios dinámicos en el cerebro, es decir, cambios en la activación de diferentes zonas del cerebro en función de los pensamientos, emociones o tareas que estamos realizando) son capaces incluso de estudiar y detectar los cambios cerebrales producidos por el aprendizaje o entrenamiento de una determinada tarea o concepto en personas sanas.

La terapia cognitivo conductual se centra en modificar pensamientos (parte “cognitva” y comportamientos (parte “conductual”). La terapia cognitivo conductual no tiene como objetivo principal brindar al individuo la oportunidad de “descargar” sus sentimientos hablando con el psicólogo o terapeuta, sino que se centra en el análisis de los patrones de pensamiento y conducta, analizándolos y proponiendo cambios en ellos para conseguir la mejoría deseada en los aspectos disfuncionales por los que ésta solicita ayuda (depresión, ansiedad, timidez, adicciones, y en general prácticamente cualquier problema de salud mental).

Uno de los objetivos principales de la psicoterapia cognitivo conductual en general es la reducción de la frecuencia o intensidad (llegando en ocasiones incluso a la desaparición) de determinados síntomas, como una fobia social, una obsesión, sentimientos depresivos, etc. Así pues, para poder investigar el funcionamiento de esta terapia se puede estudiar “cómo funciona el cerebro” (es decir, los circuitos cerebrales que conectan unas zonas con otras y regulan la activación cerebral) antes (con el síntoma en cuestión) y después (sin el síntoma).

Para investigar estos cambios cerebrales es posible analizar la función cerebral mediante resonancia magnética funcional. La resonancia magnética nuclear funcional (RMNf) es una técnica que obtiene imágenes cerebrales y registra pequeños cambios metabólicos que ocurren en una parte activa del cerebro cuando se realiza una tarea concreta. La RMNf permite la detección e identificación de áreas del cerebro durante su actividad, este hecho la diferencia de las imágenes tradicionales de resonancia magnética que solo aportan una visión anatómica del cerebro.

En el estudio que comentamos se observó que, por ejemplo, en el tratamiento de las fobias (miedo a un determinado objeto, situación, etc.) se activaba una zona cerebral implicada en emociones básicas, como es el área límbica (se trata de un área del cerebro situada justo debajo de los hemisferios cerebrales). Tras el tratamiento mediante psicoterapia cognitivo conductual de dicha fobia, cuando se exponía al sujeto previamente con fobia a determinado objeto (por ejemplo, arañas, serpientes, etc.), se observaba que el área límbica no se activaba ante la visión de dicho objeto. Curiosamente se observó que determinados cambios cerebrales producidos tras psicoterapia en el tratamiento de diferentes síntomas eran similares a los cambios cerebrales producidos por el tratamiento farmacológico de dichos síntomas.

Estos hallazgos tienen importantes implicaciones, ya que se corrobora que una terapia no farmacológica puede tener efectos sobre el cerebro igual de efectivos que la medicación. Esto nos tiene que hacer reflexionar que es importante validar y estudiar mediante estudios científicos los efectos de las terapias alternativas y complementarias, no solo para que la comunidad científica las acepte, sino para realmente entender los cambios fisiológicos que producen en el organismo y entender las bases de dichas terapias.

Es importante desarrollar una curiosidad por entender los mecanismos que subyacen a la eficacia de los diferentes tratamientos o terapias, ya que esto nos ayuda a ser conscientes de las capacidades y limitaciones, así como de efectos adversos, de dichas terapias.

Es interesante resaltar, en relación al estudio que presentamos, otros estudios científicos publicados muy recientemente sobre el estudio de los cambios cerebrales que se producen durante los estados de meditación. En 2010 se ha publicado un estudio de neuroimagen cerebral durante la meditación, en la revista Brain Research Bulletin. No entraremos en detalles, ya que el estudio se centra en concreto en las zonas cerebrales concretas que cambian durante este estado, pero sí es interesante resaltar varios aspectos. Por un lado, se observó una reorganización de los patrones cerebrales, sobre todo en la zona de la corteza frontal (zona más anterior y evolutivamente más avanzada del cerebro). Por otro lado, de nuevo confirmamos que se pueden estudiar los efectos sobre el organismo de terapias consideradas “alternativas o complementarias”, y que es muy interesante entender los mecanismos biológicos que subyacen a las mismas.

Esperamos que con este artículo a algunos de nuestros lectores se les haya despertado la curiosidad sobre entender los mecanismos últimos de las terapias alternativas y complementarias, ya que el conocimiento de dichos mecanismos aportaría nuevas e importantes vías de estudio y desarrollo.

Alimentación y Nutrientes en Niños


Sabemos la importancia y la influencia de la alimentación y en especial de los micro nutrientes en el desarrollo general del ser humano. Algunos alimentos lejos de ser nutritivos, funcionan como “estimulantes” que interfieren en la química del cerebro exacerbando la hiperactividad de todos los niños , en especial en los niños con trastornos de la atención (¿ha probado tomarse un par de tazas de café negro en la mañana?, siente como late su corazón? ese efecto en estos niños es 10 veces mayor) En algunos casos, estos alimentos , pueden inhibir la acción de los medicamentos que los niños toman para manejar su TDH.

Estos estimulantes, que deben ser retirados de la dieta de los niños, o por lo menos evitados previos a un trabajo que requiera atención sostenida (clases, exámenes, tareas) y antes de dormir ,son los refrescos (GASEOSAS) de todo tipo, té, café, pepitos, doritos y otros alimentos químicamente fabricados, el chocolate y el azúcar en general. Por el contrario, se recomienda la ingesta diaria de ácidos grasos omega 3 y 6 que funcionan, mejorando el desempeño del cerebro de los pequeños ( y también de los adultos). Una cucharada de aceite de linaza, de pescado y de oliva con las comidas, proporcionan las cantidades necesarias de ácidos grasos en la dieta “del cerebro” de nuestros pequeños en formación , esto se evidencia con la mejora del rendimiento académico y la atención de los niños. El consumo de nueces , almendras y maní, son también recomendables, teniendo cuidado con el aporte calórico de estos alimentos , en especial, si estamos en un régimen de control de peso.

¿Cuándo enseñar e leer?


El cerebro está formado por dos hemisferios simétricos. Cada uno de ellos tiene funciones para las cuales está más especializado, pero ambos participan en todas estas funciones, trabajando conjuntamente en todas y cada una de nuestras interpretaciones y respuestas. El hemisferio izquierdo, llamado también “simbólico” o “lógico”, es el controlador del lenguaje y del procesamiento secuencial de la información. El hemisferio derecho, llamado “visual”, “postural” u “holístico”, se encarga de procesar la información córporo-espacial, trabaja con imágenes visuales y controla las funciones holísticas (relativas al todo, que lo considera todo a la vez).

El acto de leer, cuando se realiza con el hemisferio derecho, está basado en técnicas visioespaciales y holísticas, por ejemplo palabras enteras o el método Global. Este es el método de lectura que utilizamos en la Estimulación Temprana y que puede comenzarse a temprana edad. El niño pequeño es capaz de reconocer palabras completas y poco a poco va asociando la grafía de estas palabras a sus sonidos de modo que le será muy fácil aprender a leer palabras nuevas por sí mismo.

La lectura con el hemisferio izquierdo implica decodificar símbolos individuales, construir palabras a partir de letras y estructuras basadas en la fonética. Esta es la forma tradicional de aprender a leer, en la que el niño va interpretando letras de forma individual que van combinándose para reproducir los diferentes fonemas que forman las palabras.

Hay un momento en el proceso de aprender a leer en que el equilibrio del cerebro pasa de derecha a izquierda, aproximadamente a la edad de 6 ó 7 años. De aquí que resulte indispensable respetar el proceso natural de maduración del cerebro y NO adelantarse a ello, enseñar a leer antes de los 6 años, va en contra del desarrollo natural de nuestros pequeños.

A esta edad, cuando comienza el aprendizaje de la lectura y la escritura en el colegio, el niño necesita contar con unas coordenadas bien definidas y estables y un punto de partida para poder organizar la información sobre el papel, para no confundir “la” con “al”, las unidades y las decenas o los conceptos anterior y posterior, añadir o quitar, etc.

Cuando fallan estas coordenadas, se produce una tendencia al desorden. Aquí es donde puede aparecer la dislexia.

!!!!Mucha suerte para ustedes y para sus pequeños campeones!!!!!


Lic ZOILA MONDEJAR

Directora Centro de Atención Integral Infantil
“Tú Puedes Volar”

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